«Prohibido no tocar». La proyección de estas palabras en la pared de la nueva sala táctil ‘Entre luces’ indicaba que este espacio del Museo Pablo Gargallo de Zaragoza no se ajusta a los cánones habituales. Esta estancia, dentro de una experiencia «pionera y única», como la calificó la alcaldesa Natalia Chueca durante el acto de inauguración de este miércoles, alberga diez réplicas de esculturas del artista aragonés. Pero, lo que la distingue, en realidad, es su afán por alcanzar la accesibilidad universal.

El objetivo de esta sala accesible es el disfrute del arte y la cultura a través de los sentidos para todas las personas, independientemente de sus limitaciones o capacidades. La instalación cuenta con múltiples recursos de accesibilidad, realizados con la asesoría de entidades sociales representativas de la discapacidad como ONCE, Atades, Colegio la Purísima para niños sordos y Fundación Dfa.

En este sentido, Chueca se refirió a esta iniciativa como «un gran ejemplo de colaboración público privada a la que se han sumado las entidades sociales del tercer sector».

Representación del alumnado FIPA

En la sala 'Entre luces' estuvieron presentes, además de la presidenta Marta Valencia, dos alumnos de la Formación Inicial para Personas Adultas (FIPA), que imparte Dfa en el edificio Josemi Monserrate. Hace unos meses que Daniel y Carmen visitaron el espacio junto al resto del alumnado con el fin de ofrecer su visión sobre aspectos a mejorar desde el punto de vista de la discapacidad. Este miércoles regresaron para ser partícipes de la inauguración. «Han hecho caso a algunas de nuestras recomendaciones y la sala ha quedado muy chula», comentaba Carmen, satisfecha al ver cómo, por ejemplo, la altura de las obras se ha adaptado a las personas en silla de ruedas.

En el proceso de diseño de esta instalación que garantiza la accesibilidad a la cultura para las personas con discapacidad visual, física, auditiva y cognitiva participó también el departamento de Accesibilidad de Fundación Dfa.

'Entre Luces' es un proyecto cultural, educativo y social fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el Grupo San Valero. Las réplicas de algunas obras de Gargallo las realizó el alumnado del Grado Profesional de soldadura, calderería y construcciones metálicas del Centro San Valero, dentro de su programa educativo.