El Centro de Actividades Socioculturales de Fundación Dfa puso rumbo este verano al sureste peninsular para vivir su tradicional viaje de vacaciones. El destino elegido fue la región de Murcia, donde el sol de agosto obligaba a buscar refugio en la brisa marina y en las aguas templadas del Mediterráneo. La playa del paseo de Puerto de Mazarrón, reconocida por los internautas como una de las más accesibles de España, se convirtió en escenario de largas jornadas de convivencia, chapuzones y risas compartidas.

El grupo, formado por usuarias, voluntarias y técnicos, se alojó en el Centro de Formación Permanente en Hemofilia de Totana. Hasta allí llegaron los dos autobuses que transportaban no solo maletas, sino también ilusión y ganas de vivir una experiencia distinta. Al caer la tarde, el albergue se transformaba en un espacio de encuentro: veladas temáticas, juegos y pruebas que regalaban momentos de complicidad y carcajadas antes de dar paso al merecido descanso.

La programación fue más allá de la playa y la piscina. Hubo yincanas que desataron el ingenio colectivo y visitas culturales que abrieron la puerta a nuevas historias. Entre ellas, la expedición se dejó sorprender por la riqueza del Museo Naval de Cartagena, un viaje en el tiempo que añadió un matiz de descubrimiento al verano.

El viaje, enmarcado dentro del proyecto ‘Ocio para tod@s’, es mucho más que una escapada estival. Se trata de una propuesta que, como parte del Programa de Interés Social financiado con cargo a la asignación del IRPF y del Impuesto de Sociedades, busca garantizar que las personas con discapacidad puedan disfrutar de su tiempo libre, fortalecer su autonomía y sentirse parte activa de la comunidad. A la vez, supone un respiro valioso para las familias cuidadoras y una experiencia transformadora para las personas voluntarias que lo hacen posible.