25 Septiembre, 2025

Relajación infantil

Niña relajándose

A partir de los 3 años los peques van adquiriendo más autonomía e independencia. Este puede ser un buen momento para empezar a poner en práctica una relajación guiada hasta que puedan llevarla a cabo por sí mismos, debido a los aspectos positivos que esta conlleva.

¿Qué beneficios se obtienen practicando relajación infantil?

  • Reduce la ansiedad.
  • Mejora el estado de bienestar.
  • Ayuda a reducir la tensión muscular.
  • Mejora la capacidad de concentración y la memoria.
  • Mejora los problemas de sueño.
  • Favorece la regulación emocional.
  • Mejora la impulsividad.

¿Cómo aplicar los ejercicios de relajación?

En primer lugar, el ambiente debe ser tranquilo y relajado. La luz debe ser tenue y la temperatura adecuada. También puede ayudar acompañar la relajación con música de fondo. Todo ello facilitará la relajación del niño o niña, además de ayudar a crear un clima seguro de paz y calma. Si hay opción, se puede introducir el aroma como inductor a la relajación, ya que el olfato es el sentido que más conecta con las emociones, y posee una gran capacidad evocadora. Para ello, se puede utilizar un pequeño difusor de aromas (la esencia natural de lavanda posee propiedades relajantes, pero si el niño de forma natural prefiere otro se puede optar por él).

Lo mejor es que se tumbe boca arriba en el suelo, en una superficie blanda, con los brazos y piernas estirados, las palmas hacia arriba y la espalda recta. En caso de que no sea posible tumbarse, también podríamos realizar la relajación guiada en una silla cómoda, con los pies apoyados en el suelo, la espalda recta y las manos sobre las rodillas.

Relajación infantil

En todo momento haremos uso del componente imaginativo con elementos infantiles que puedan ser de su interés para alcanzar un estado de relajación mediante la contracción y posterior distensión de los músculos.

¿Cómo practico relajación con mi hijo/a?

A continuación, te explicamos tres ejercicios:

1. El peluche: podemos utilizar un peluche para ayudarnos, explicándole que es el papá o la mamá del peluche y lo quiere mucho. Por ello, tiene que abrazarlo muy fuerte. De este modo, creamos tensión muscular que tendremos que relajar poco a poco pidiéndole que vaya soltándolo. Esto también permitirá que el peque vincule el peluche con un elemento relajante que pueda ayudarle a regularse cuando sienta diferentes estados emocionales, como por ejemplo ira.

2. La primavera: le diremos al niño que estamos al final del invierno y que pronto llegará la primavera. Le invitaremos a imaginar que es un bloque de hielo y que se irá derritiendo hasta, finalmente, convertirse en una flor. Comenzará a moverse, y cuando le digamos la palabra “hielo” se convertirá en el bloque de hielo apretando fuerte las piernas, brazos y puños, imaginando que está congelado (mantendrá unos diez segundos en tensión). Cuando digamos “primavera”, el niño aflojará el cuerpo, se liberará de la tensión y pensará cómo se va derritiendo poco a poco. Esto lo haremos durante unos minutos, donde el peque se imaginará que se va derritiendo cada vez más. Finalmente, se tumbará en el suelo y se convertirá en una flor, imaginando que ha llegado la primavera.

3. El camino: pediremos al niño que se imagine un camino. Le invitaremos a imaginar que camina por él, donde se irá encontrando diferentes situaciones y animales. Mientras tanto, haremos un recorrido de relajación progresiva con diferentes partes del cuerpo:

  • Puños: empezaremos explicando que por el camino se encontrará un limonero. Cogerá un limón y lo exprimirá, intentando imaginar que saca todo el jugo, poniendo los puños en tensión. Tras mantener esa tensión diez segundos, pediremos que suelte. Así durante tres veces.
  • Hombros y brazos: después le pediremos que se imagine que es un gato perezoso. Para simularlo tendrá que poner en tensión los brazos y hombros, estirando los brazos al frente y levantándolos hacia arriba. De igual modo, esto lo hará durante tres veces y deberá mantener la tensión diez segundos.
  • Cuello: le diremos al niño que se imagine que es una tortuga que se mete en su caparazón. Para ello tensará el cuello, y posteriormente pediremos que lo destense. Intentará levantar los hombros intentando llegar a las orejas y bajamos la cabeza hacia los hombros. Lo realizará tres veces consecutivas y mantendrá la tensión diez segundos.
  • Mandíbula: el niño imaginará que va por el camino masticando fuertemente un chicle. Tensará la mandíbula y la destensará durante tres ocasiones, manteniendo la tensión diez segundos.
  • Nariz y frente: le contaremos que una mariposa se ha posado en su nariz, el niño deberá imaginar que la retira sin poder utilizar ni las manos ni los brazos. Mientras lo hace, tensará esos músculos diez segundos para luego destensarlos, así tres veces consecutivas.
  • Respiración diafragmática: le diremos al peque que se imagine que ha encontrado un globo viajando por el camino. Deberá pensar el color del globo, y que su tripa se hincha como ese globo. Para ello, le pediremos que ponga su mano en la tripa para que sienta cómo se infla. Posteriormente, cuando espire, el globo se deshincha, notando como su tripa también lo hace. Esto lo realizaremos durante tres veces seguidas.Relajación infantil
  • Piernas y pies: el niño tensará las piernas y los pies al imaginar que está dentro de un gran charco de barro. Intentará llegar al fondo hundiendo los dedos de los pies. Tendrá que hacer fuerza también con las piernas empujando hacia abajo, aguantando diez segundos así. Luego “saldrá” del barro y volveremos a repetir dos veces más (tres veces en total).

Esperamos que estas actividades os resulten útiles para lograr la relajación en vuestros peques.