Cada vez más productos en el supermercado muestran un pequeño gráfico con letras y colores que va del verde al rojo. Es el Nutri-Score, un sistema pensado para orientar rápidamente al consumidor sobre la calidad nutricional de los alimentos envasados. Pero, ¿realmente nos dice si un producto es saludable? La respuesta corta es: no del todo.

¿Qué es el Nutri-Score?

El Nutri-Score es un etiquetado frontal que clasifica los alimentos con una letra (de la A a la E) y un color (de verde oscuro a rojo). Se calcula teniendo en cuenta ciertos componentes que se consideran «favorables» (fibra, proteínas o cantidad de frutas, verduras, etc) y otros «desfavorables» (grasas saturadas, azúcares sal, etc).
El resultado pretende ofrecer una visión rápida y sencilla sobre la composición del producto.

Por ejemplo:

• A (verde oscuro) indica una mejor calidad nutricional.
• E (rojo) señala un producto menos equilibrado.

Su propósito es facilitar comparaciones entre productos de una misma categoría (por ejemplo, yogures o cereales de desayuno).

Lo que no nos dice el Nutri-Score

Aunque puede ser una buena orientación, basarse únicamente en el Nutri-Score no es lo correcto. Este sistema tiene limitaciones importantes:

• Se calcula por 100 gramos o 100 mililitros, no por la cantidad real que solemos consumir.
• No distingue la calidad de las grasas: no es lo mismo una grasa saturada que una grasa saludable, como la del aceite de oliva o los frutos secos.
• No valora el nivel de procesamiento ni la presencia de aditivos o azúcares añadidos.
• Y, sobre todo, da mucha importancia a las calorías, lo que puede llevar a confusiones.

Por ejemplo, las nueces o los aguacates tienen muchas calorías, pero son alimentos muy saludables gracias a sus grasas buenas, fibra y nutrientes. Sin embargo, podrían obtener una valoración media en Nutri-Score por su densidad calórica. En cambio, un producto ultraprocesado ‘light’ podría sacar mejor nota, aunque no sea una opción más saludable.

Mirar los ingredientes

El Nutri-Score puede servir como una primera guía, pero la decisión final debería basarse siempre en el listado de ingredientes y la tabla nutricional.

Al elegir un producto, revisa:

1. Los ingredientes: cuanto más corta y comprensible sea la lista, mejor. Evita productos con muchos aditivos, azúcares o grasas hidrogenadas.
2. Los valores nutricionales: fíjate en las grasas saturadas, los azúcares añadidos, la sal y la cantidad de fibra.
3. La calidad de las calorías: no todas las calorías son iguales; importa su origen y el conjunto de nutrientes que aportan.
4. El contexto de consumo: un alimento saludable en pequeñas cantidades puede no serlo si se abusa de él, y viceversa.

El Nutri-Score no es malo, pero no debe ser la única referencia. Es una herramienta visual que puede ayudarte a comparar productos rápidamente, pero no sustituye el conocimiento ni la lectura consciente de la etiqueta.

En Fundación Dfa recordamos que una alimentación saludable no depende solo de una letra o un color, sino de entender qué comemos, con qué frecuencia y en qué cantidad. Por eso, antes de decidirte por un producto «A» o «B» en el Nutri-Score, tómate un momento para leer su composición. A veces, lo más nutritivo no tiene la mejor nota, y lo que parece «ligero» no siempre es lo más sano.

Fundación Dfa apoya los intereses generales de los consumidores y usuarios, con la colaboración del Gobierno de Aragón, a través del teléfono 976 701 701 o su propia página web.