29 Marzo, 2021

Después de un fin de curso irregular, vuelven a clase los PCI

Aula de formación con alumnado con discapacidad

Los PCI vuelven a las clases y retoman proyectos como la decoración de las instalaciones de la “Zona de Salud Joven Amparo Poch” (nuevo nombre del Centro Municipal de Promoción de la Salud), que presta atención gratuita en materia de salud sexual, reproductiva y mental a personas de entre 15 y 20 años y está situado en la Plaza Añón, nº3-5.

Después del proyecto realizado en 2017, en esta ocasión se trata de dos espacios destinados a temas relacionados con la diversidad de la anatomía femenina, trabajando sobre todo la autoestima y la reafirmación del propio cuerpo rompiendo prejuicios y estereotipos negativos.

La propuesta llegó hasta el alumnado de los Programas de Cualificación Inicial (PCI) de Fundación DFA a comienzos del curso pasado, y, por supuesto, todos y todas aceptaron el nuevo reto. Como siempre, desde el principio se fomentó el trabajo en equipo y la interrelación de grupos, mezclando clases, implicando a las dos líneas impartidas (Auxiliar de arreglos y adaptaciones textiles y Auxiliar en servicios administrativos) y distribuyendo las tareas a realizar: diseño, búsqueda de materiales, presupuestos, compras, ejecución…
Aunque el proyecto avanzó en el curso pasado, los trabajos se vieron interrumpidos por la aparición de la COVID-19 y el confinamiento derivado del Estado de Alarma, una situación que obligó a profesorado y alumnado a adaptarse a unas circunstancias totalmente nuevas.

Ahora, el proyecto se retoma en un nuevo curso marcado por las medidas de seguridad, imprescindibles para evitar el contagio y propagación de la enfermedad: mascarilla, distancia de seguridad, creación de los Grupos Estables de Convivencia según la normativa, puestos fijos, recorridos de acceso marcados dentro del edificio, sin mezclar clases… Algo que, a pesar de ser inevitable y romper con la filosofía del método empleado habitualmente en estos proyectos, no ha restado ni un ápice de ganas e ilusión a las chicas y chicos, que ya están trabajando al 100%.

En lugar de equipos interactivos en el mismo espacio, se trabaja de forma cooperativa independiente: cada grupo de alumnos y alumnas asume una función específica para lograr un mismo fin. Una situación que también afecta a la educación emocional, aspecto que siempre se ha trabajado dentro del programa.

Roberto Flores: “Lo peor fue no ver a mis amigos y amigas”

Usuario con discapacidad de formación¿Cómo llegaste a Fundación DFA?
En el instituto no iba a conseguir el título, así que mis padres me ayudaron a decidirme a cambiar a este magnífico centro, con los maravillosos compañeros y compañeras de clase y las profesoras que tenemos. Y cómo no, espero acabar el curso por todo lo alto.

¿Cómo viviste la noticia del confinamiento durante el curso pasado?
Fue duro no ver a los amigos y amigas de clase durante tanto tiempo, estar tantos meses sin verlos.

¿Fue complicado adaptarse a la nueva manera de trabajar durante esos meses?
No, me adapté enseguida. Las profesoras acabaron contentas con el rendimiento que había tenido durante la pandemia y el confinamiento.

¿Qué te resultó más difícil?
Lo que me resultó más difícil de la COVID-19 fue no ver a mis mejores amigos y amigas de clase.

En este nuevo curso, qué ha cambiado?
En este nuevo curso ha cambiado que ahora tienes que estar a un metro y medio, incluso dos metros de distancia, para relacionarte, y las separaciones de las mesas en las clases.