24 Junio, 2022

Formando personas en ‘Educación permanente’

El alumnado y el profesor, en foto de familia

En el curso 2021-2022 de Formación Inicial para Personas Adultas han contado con un alumnado de 35 personas.

Podría ser la hora de la sobremesa o de la siesta, para los más afortunados, pero es el sonido de los teclados y de los ‘clicks’ de los ratones el que se confunde con el bullicio de voces. Es viernes y, como tal, el alumnado del programa de ‘Educación permanente’ no quita la vista de las pantallas de ordenador. Son las 15:00 y en una amplia sala del Edificio Josemi Monserrate los y las jóvenes, o ya no tanto ­-como Ana Elena, sexagenaria y con más de una década en esta formación-, tienen por delante unas horas de aprendizaje con un componente más lúdico que el resto de la semana.

«Montamos estas sesiones de competencia digital para que de una manera mucho más amena puedan seguir trabajando otras habilidades cognitivas y que ellos lo vean de otra manera: mejoran la destreza con los números, la atención, la percepción visual, la inteligencia emocional… y lo hacen trabajando en el ordenador y cooperando entre todos…». El que habla es Saúl García, profesor de esta Formación Inicial para Personas Adultas (FIPA). Con él comparten clase dos grupos que engloban a 35 personas con algún grado de discapacidad. Este es uno de los requisitos; el otro, la edad mínima. Solo lo cursan mayores de 21 años.

En el Centro de Formación de Fundación DFA se imparte esta acción formativa en dos niveles diferentes. El nivel I se centra en que el alumnado desarrolle habilidades básicas: desde aprender a leer y escribir hasta conocimientos matemáticos básicos. «Está enfocado a que los chicos y chicas adquieran competencias curriculares y se sepan desenvolver en la vida diaria, pero nos adaptamos a las necesidades de cada persona», explica el profesor.

El nivel II es más exigente. «Sirve como una preparación para adquirir conocimientos teóricos que les permitan posteriormente obtener un título de graduado escolar (ESO) y que en el futuro puedan acceder al mundo laboral», explica Saúl. El reto, si bien es mayúsculo en muchos casos, también está alcance para algunos otros.

«Está enfocado a que los chicos y chicas adquieran competencias curriculares y se sepan desenvolver en la vida diaria, pero nos adaptamos a las necesidades de cada persona»

El trampolín hacia ese futuro pasa por el Centro Público de Educación de Personas Adultas Gómez Lafuente. Allí le gustaría seguir formándose a Marta Pariente, una de las alumnas de segundo curso. «Yo quiero continuar estudiando. Me gustaría sacarme la ESO y trabajar algún día en un oficio relacionado con el ámbito textil», revela.

Felisa, Guillermo, Carmen, Héctor, Mohamed y también la veterana Ana Elena. Todos aglutinan experiencias y sueños entre las paredes del Josemi Monserrate. También Carmen Benedí, quien con su sonrisa perenne resume el sentir del grupo: «Estoy muy a gusto. Aprendo Lengua, Naturales, Matemáticas, Sociales; pero sobre todo me divierto muchísimo con los compañeros y compañeras. También con Saúl -añade entre risas-».

El buen ambiente es marca de la casa de esta formación reglada desarrollada por Fundación Dfa y subvencionada por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.