El juego funcional es un tipo de juego que se da desde bebés, y consiste en utilizar los juguetes o los objetos de la forma en que están previstos para su uso. Durante el mismo se aprende a través de la experimentación con el entorno y con los elementos que lo componen, así como a través de la imitación. De este modo, los peques descubren el mundo que les rodea, así como las posibilidades que su cuerpo les ofrece para interactuar con el entorno.

Gracias a la curiosidad de los peques y al interés por tocarlo todo, poco a poco van aprendiendo cómo funciona cada objeto o juguete, pero también resulta muy interesante que vosotros, los adultos, les mostréis a los peques cómo manipularlos, puesto que sois su principal modelo a seguir.

Es frecuente encontrar situaciones en las que un niño/a repite el mismo juego durante varias veces consecutivas. Esto se debe a que disfruta del estímulo que le ofrece la actividad, pero también le ayuda a integrar el aprendizaje que deriva de la misma.

Por último, es fundamental no olvidar que esta experimentación y manipulación se debe llevar a cabo dentro de un entorno de seguridad, puesto que los niños/as, especialmente cuando son muy pequeñitos, todavía no tienen desarrollado el sentido del peligro.

A continuación, os ofrecemos algunas propuestas de juego funcional:

Instrumentos musicales, sonajeros… Probad a descubrir el sonido que se produce al tocar un xilófono, o al golpear un tambor, o qué ocurre si agitamos un sonajero. Existen muchos tipos de sonajeros en el mercado, pero también podéis fabricar uno en forma de “botella sensorial seca”. Si deseas saber cómo, pulsa aquí.

Juegos de arrastre. Son juguetes que llevan ruedas y una cuerda, y su fin es ser arrastrados y paseados por donde se quiera. Igualmente podéis atarle una cuerda a cualquier otro objeto que no se dañe al ser arrastrado, y hará la misma función.

Cubos apilables. Son unos cubos cuya función es colocarlos unos sobre otros. A los peques, por lo general, les encanta destruir la torre una vez terminada. También podéis llevar a cabo esta actividad apilando cajas de cartón, o cualquier otro material similar.

Encajables. Existen numerosos tipos, pero todos ellos van destinados a encajar unas piezas en un lugar concreto: introducir unas anillas alrededor de un palo, meter unas piezas a través de unos orificios en función de su forma, encajar unos animales en el hueco de su silueta, etc.

Garabatear. Aprender el uso de pinturas, rotuladores, etc. forma parte de un juego funcional. En este tipo de juego no buscamos que se represente nada en concreto, sino solo experimentar con este tipo de materiales.

Juegos de causa – efecto. Son actividades en las que la acción del niño/a tiene una consecuencia directa. Por ejemplo, meter objetos dentro de una caja (objeto presente / ausente), pulsar un botón y que se escuche un sonido, juguetes que van a cuerda y al estirarla se mueven, etc.

Trasvases. Consiste en traspasar elementos sólidos o líquidos de un recipiente a otro. Los niños más pequeños disfrutan llenando un vaso con, por ejemplo, legumbre seca o cualquier otro material, y vaciándolo dentro de una caja. En este tipo de juegos no se involucra el simbolismo, es decir, no están representando nada con el material que se trasvasa; lo que les llama la atención es llenar, vaciar, y repetir la actividad. Podéis emplear también cucharas o cualquier otro utensilio que os ayude a cargar los recipientes.

Esperamos que estas propuestas os sean de utilidad.