21 Julio, 2025
Seguridad en el medio acuático
Desde el primer mes de vida, los bebés pueden bañarse en el mar o en piscinas naturales, y a partir de los 5-6 meses también pueden emplear las piscinas cloradas. Son múltiples los beneficios que el medio acuático nos ofrece desde bien pequeñitos (si quieres aprender cuáles son pulsa aquí), pero es fundamental disfrutar en el agua tomando todas las medidas de seguridad pertinentes.
Cuando los peques se inician muy pronto en actividades acuáticas y adquieren destrezas para desenvolverse en el agua, con frecuencia se crea una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, siempre es imprescindible la supervisión continua del adulto para evitar ahogamientos o sustos indeseables.
También es habitual pensar que se puede dejar solo a un niño o niña cuando hay poquita agua en la piscina, o en aquellas donde nos aseguramos que hacen pie. Pero la realidad es que sólo se necesita la altura de un palmo de agua para que un menor pueda llegar a ahogarse, o se pueden producir caídas y no consigan recuperar la posición vertical. Por tanto, el adulto siempre deberá estar a «un brazo» de distancia del peque, por si fuese necesario actuar.
Otra medida de seguridad a tener en cuenta es la educación y la autonomía en el medio acuático. Todos los niños y niñas deberían aprender a flotar en el agua, para después aprender a nadar. No obstante, que un menor domine estos aspectos no elimina el riesgo de atragantamiento y/o ahogamiento, por lo que la supervisión seguirá siendo primordial.
Los accesorios externos de seguridad crean una falsa sensación de protección, porque tampoco reducen el riesgo a cero.
Debemos descartar los flotadores que rodean al niño o niña por la cintura, incluso los que cuentan con orificios para introducir las piernas y quedar sentados, porque se pueden escapar en un salto o en un movimiento concreto y dejar al menor desamparado, o volcarlo e impedirle recuperar la posición vertical con la cabeza fuera.
Los manguitos hinchables tampoco serán la mejor opción, ya que es fácil que se salgan durante los saltos.
Las mejores opciones son los manguitos de corcho y los chalecos. En ambos casos hay que supervisar previamente que la niña o el niño adquiera una flotación apta para permitirle mantener la cara fuera del agua, y que sean de su talla, evitando así que se puedan escapar durante un salto o un choque con otro peque.
En cuanto al chaleco, es necesario que lleve una cinta con broche que una la parte anterior y posterior del mismo, pasando entre las piernas para evitar que salga despedido en un salto. En el caso de ser un chaleco desmontable (que las piezas de corcho se puedan poner y quitar) es importante asegurarse de que su distribución sea correcta, dejando la cara del peque fuera de la superficie del agua.
Por último, las medidas de protección solar también son importantes para evitar quemaduras. Para ello, será fundamental reducir la exposición solar durante las horas centrales del día (entre las 12:00 y las 16:00), y combinar las actividades acuáticas con ratitos a la sombra. Los menores de 3 años no deben exponerse al sol porque su piel es todavía muy delicada y más propensa a quemaduras.
A partir de los 6 meses, es imprescindible aplicar una cantidad generosa de crema de protección solar apropiada a su edad (consultar en farmacia), preferentemente con filtros físicos, y reaplicar frecuentemente, incluso en días nublados. En los menores de 6 meses no está recomendado el uso de dichas cremas, por lo que será mejor mantenerlos a la sombra y con ropa apropiada.
