16 Noviembre, 2021

‘Big data’ para la autonomía y el cuidado de las personas

Un móvil en la mano de una persona con una aplicación con variables de salud

Fundación Dfa ha impulsado un proyecto piloto que aplica avances tecnológicos y el big data en la mejora del bienestar de las personas. En colaboración con el Gobierno de Aragón, durante el último año se ha implementado el proyecto sobre ‘soluciones tecnológicas avanzadas aplicadas a la autonomía personal’.

«Se trata de un proyecto en el que se han aplicado tecnologías en el cuidado de personas con discapacidad, mayores o con dependencia, con el objetivo de fomentar su autonomía y alargar la permanencia en su hogar», explica la responsable de este proyecto.

¿Cómo funciona?

«Se obtiene información periódica sobre el estado de salud, el nivel de dependencia y las condiciones ambientales de las personas». Con esos datos, se generan modelos predictivos que permitirán detectar posibles enfermedades o problemas degenerativos, así como ofrecer una atención más personalizada y menos intrusiva.

Aplicando las tecnologías disponibles, las personas con discapacidad o dependencia, especialmente las que viven solas, pueden permanecer más tiempo y de manera más segura en sus domicilios. Se trata de «evolucionar desde la teleasistencia tradicional hacia un sistema más avanzado con nuevas funcionalidades».

El Gobierno de Aragón, a través del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales, ha impulsado este proyecto piloto durante un año que ha sido desarrollado por Fundación Dfa en tres fases.

Primera Fase: Autonomía personal

Esta primera fase consistía en la implementación de la teleasistencia móvil. A través de una aplicación instalada en su propio dispositivo, las 50 personas participantes tenían a su disposición un botón de emergencia que funcionaba de manera similar a la teleasistencia tradicional.

«Estamos muy agradecidos con este proyecto porque le habéis dado apoyo moral y seguridad. A la familia nos da tranquilidad que tenga la aplicación y esté controlado»

Además, incorporaba otras utilidades como avisos emergentes de citas médicas y otros recordatorios, aviso a las familias en caso de necesidad o geolocalización continua.

Pantalla de un móvil con la aplicación de teleasistencia

«Todas estas funciones favorecen la intervención ante determinadas situaciones que precisen de apoyo», explican, «ha resultado muy útil, por ejemplo, en casos de personas que se han desorientado y hemos podido guiarles gracias a la geolocalización». 

Segunda Fase: Salud

La segunda fase, en la que han participado 10 personas, se basaba en la monitorización y la obtención de datos sobre estado físico y salud. A estas 10 personas se les entregaron diferentes dispositivos que recogían variables sobre su salud como el peso, la tensión, la temperatura, el nivel de oxígeno en sangre o la glucosa.

«Va menos al médico porque ya se lo controla él y le da más tranquilidad»

«De manera periódica, cada persona se mide con estos dispositivos que envían la información a la aplicación móvil», explica la responsable, «De esta manera, a través del análisis masivo de datos, el sistema establece patrones y detecta anomalías que ayudan a predecir situaciones de riesgo». Además, estos datos son analizados por profesionales sanitarios sin necesidad de desplazamiento, lo que podría suponer un gran avance en el ámbito de la telemedicina

Tercera Fase: Hogar

Tres meses después del comienzo de la segunda fase, las mismas 10 personas comenzaron con la tercera etapa. La ‘monitorización domiciliaria’ consistía en el seguimiento de hábitos y comportamientos a través de un sistema de balizas ubicadas en las estancias del hogar que se conectaban con un smartwatch y analizaban los movimientos de la persona.

«De esta manera, se puede localizar a la persona en su domicilio, detectando casos de sedentarismo o caídas», afirman desde el servicio, «pero también analizando el estado de salud a través de la velocidad de la marcha o la calidad del sueño».

«Los sensores están en toda la casa y si perciben que llevas mucho tiempo sin moverte, te llaman y te preguntan»

Con un análisis matemático de los hábitos se pueden detectar comportamientos que se ‘salen de la normalidad’. «Por ejemplo, al medir la calidad del sueño se tiene un control del número de veces que una persona suele despertarse o levantarse cada noche. Se percibe si ese número varía, pudiendo detectar tanto riesgos inmediatos como previendo una evolución degenerativa física o de comportamiento», explican.

En definitiva, «se trata de ofrecer seguridad, prevenir situaciones de riesgo y detectar con antelación problemas degenerativos que muchas veces sólo se detectan cuando ya son muy evidentes».

Plano de un domicilio con los sensores de localización de estancia

Las 10 personas de la segunda y tercera fase provenían de diferentes localidades de las tres provincias aragonesas, tanto del entorno urbano como rural, contando con edades comprendidas entre los 18 y los 83 años y con diferentes situaciones de discapacidad, dependencia y enfermedad. Además, aproximadamente la mitad vivían solas, ya que uno de los objetivos era permitir la independencia el mayor tiempo posible.

«Se trataba de elegir a usuarios y usuarias con diversas características para analizar qué perfil podría ser más interesante o útil para emplear este sistema; así como los posibles cambios o modificaciones que podrían incorporarse para mejorar el procedimiento en función de las necesidades detectadas».

Evaluación y conclusiones

Finalmente, para evaluar el impacto de este proyecto se han realizado varios grupos de discusión con personas usuarias y familiares que han ofrecido su feedback. Un equipo sociológico ha realizado esta obtención y análisis de datos para su estudio cualitativo. También se han realizado encuestas de satisfacción a las 50 personas que participaron en la primera fase.

El 84,4% de las familias afirma que ha aumentado su tranquilidad desde que la persona emplea este sistema

A través de estos focus group, se analiza su percepción de mejora de calidad de vida, si se sienten con más autonomía, si ha aumentado su sensación de seguridad, tanto propia como de sus familiares.