7 Mayo, 2025

El apoyo personal, clave para tener una vida activa a través de Apoyos Conectados

Eduardo, en la habitación de su casa

Acciones cotidianas como contar el dinero de la cartera, conversar con un vecino en la calle o comprar una barra de pan pueden resultar tan habituales como insignificantes. Para Eduardo Ibáñez, disfrutar de manera autónoma de estas pequeñas acciones contribuye a abrazar momentos de felicidad en el engranaje de su vida. Alejado del que pudiera ser el perfil más habitual de las personas usuarias de Apoyos Conectadosmujer, de entre 75 y 85 años, que vive sola o con apoyo familiar insuficiente, y no tiene discapacidad ni grado de dependencia—, es un claro ejemplo de los beneficios que comporta el proyecto.

Eduardo nació con parálisis cerebral hace 25 años. Desde hace cuatro, asiste cada día laborable al Centro de Día Rey Fernando, donde convive con otros jóvenes del 'Proyecto Socioeducativo +21'. El esfuerzo que invierten allí las educadoras con Eduardo es reforzado, de una manera individualizada, después de que un taxi lo traslade a su casa, situada en el barrio zaragozano de Las Fuentes. Allí lo espera cada lunes y miércoles Óscar Pastrán, que se dedica al acompañamiento en los domicilios y en el entorno comunitario como técnico de promoción de la autonomía.

«Ahora puedo salir a la calle sin miedo y mucho más tranquilo y seguro de mí mismo»

Cuatro horas semanales no son muchas, aunque sí suficientes para que ambos, cada uno en su papel, se conozcan bien. En siete meses han compartido actividades, sentimientos y emociones. Entre lectura, ejercicios con monedas y billetes, juegos y paseos, Eduardo ha ganado en independencia y ha encontrado en Óscar a un amigo. En este periodo, el paso adelante a la hora de desenvolverse en situaciones cotidianas sin apoyo ha sido grande. «Ha tenido una evolución muy favorable en su autonomía. Cuando llegué, apenas quería salir de casa; ahora bajamos a pasear, vamos a comprar, al dentista… También se ha convertido en una persona mucho más abierta, ya que no tiene problema en conversar con otras personas, y tiene mucha más capacidad de decidir por sí mismo», explica Óscar. 

El avance ha sido tal que Eduardo ya no necesita compañía cuando quiere desplazarse en solitario hasta el barrio de San José para visitar a sus abuelos o cuando le apetece ir a dar una vuelta por el centro de Zaragoza. «Ahora puedo salir a la calle sin miedo y mucho más tranquilo y seguro de mí mismo. Sé que puede haber contratiempos, pero como para cualquier persona», comenta el joven.

«La evolución de Eduardo ha sido muy favorable; ahora es una persona mucho más autónoma y segura»

La agenda de tiempo libre de Eduardo ya era apretada antes de ser usuario de Apoyos Conectados, ya que es un habitual en las actividades de ocio de Fundación Dfa, Plena Inclusión o Asociación Down«Yo no paro, hago un montón de actividades: practico natación, voy a talleres de cocina y me gusta actuar en obras de teatro…», asegura. Cuando se le pregunta por un sueño que le gustaría cumplir, no duda: «Me gustaría poder independizarme, como ya hicieron mis hermanas». Se acuerda entonces de Javier, su hermano gemelo, al que echa de menos y visita cada domingo en el centro de atención a la discapacidad intelectual CAMP-CADI.

Óscar reconoce que su trabajo con Eduardo «es reconfortante». También con Carmelo, otra de las personas a las que presta apoyo mientras se recupera de un ictus, con el que practica ejercicios para mejorar la capacidad cognitiva; y con Víctor, con obesidad mórbida y cerca de tres años sin pisar la calle, con quien comparte paseos. «Es muy positivo porque, cada uno a su manera, ha ganado mucha autonomía, confianza y salud», destaca el técnico.