7 Julio, 2022
La báscula adaptada, un servicio necesario y gratuito
Fundación Dfa cubre en tres de sus centros las necesidades de usuarios y usuarias de sillas de ruedas que necesitan pesarse regularmente.
En Fundación Dfa se trabaja por y para las personas con discapacidad y sus necesidades. Una de ellas, en el caso de algunas usuarias o usuarios con movilidad reducida, puede llegar a plantearse a la hora de encontrar un lugar donde poder pesarse sin la obligación de tener que dejar de lado la silla de ruedas. La respuesta, actualmente, no abarca demasiadas alternativas. Hallar en Aragón una báscula adaptada para esta finalidad no es fácil, por lo que Fundación Dfa ofrece una solución abierta a todo el mundo en tres de sus centros.
En Zaragoza, tanto en la sede ubicada en la calle José Luis Pomarón, 9, como en el edificio Josemi Monserrate (c/ Jesús Gracia, 2) y en el centro Rey Fernando (c/ Juan Ramón Jiménez, 2), está a disposición de cualquier persona, aunque no sea usuaria de Dfa, la posibilidad de hacer uso de este servicio de manera totalmente gratuita.
Hace muchos años que la entidad detectó la necesidad de cubrir esta carencia y trabajó en aportar soluciones. Desde entonces, el número de demandantes que se benefician ha ido en aumento conforme se ha ido conociendo el servicio.
«Algunos de nuestros pacientes usuarios de silla de ruedas nos han comentado lo difícil que puede resultar encontrar una báscula adaptada en la que pesarse cómodamente, así que pensamos que era un servicio que teníamos que cubrir de la mejor manera posible», explica Desirée Garrido, responsable del departamento de rehabilitación integral de Fundación Dfa.
Uno de los usuarios habituales de la báscula adaptada en el servicio de rehabilitación de Pomarón es Gregorio Lizalde, usuario de la propia residencia, quien no falla a su cita mensual para controlar el peso desde hace más de 20 años. «Sabiendo lo difícil que es acceder a este servicio en Zaragoza, es una suerte para mí poder pesarme aquí, porque no tengo casi ni que desplazarme», explica Lizalde desde su silla.
«Sabiendo lo difícil que es acceder a este servicio en Zaragoza, es una suerte para mí poder pesarme aquí»
Con Gregorio trata cada día Javier Velilla, educador y dinamizador en la propia residencia Pomarón. «Muchas personas con movilidad reducida deben pasar por la báscula regularmente para tener una referencia sobre la que basar la dieta que deben seguir. Hay casos con tendencia a ganar peso y otros casos que necesitan suplementos u otro tipo de alimentación para paliar la pérdida de kilos», manifiesta Velilla.
Con cita previa
El proceso para poder hacer uso de estas básculas es sencillo: «Al ser un servicio que la persona suele requerir de manera regular, lo primero que hacemos la primera vez que vienen a uno de nuestros centros, con cita previa, es abrirles un expediente y tomar el peso de la silla, así como el registro del peso del usuario en cada uso. A partir de ahí, ya no es necesario que abandonen sus sillas cuando vuelvan a pesarse», anuncia Garrido.
Ya sea por prescripción médica o simplemente por el propio conocimiento personal, la posibilidad de acceder a una báscula de estas características está ahí para romper con una barrera más de las que las personas con este tipo de discapacidades físicas se enfrentan a diario. Como explica Garrido, «las cosas que consideramos más insignificantes o cotidianas son las que más nos pueden complicar la vida; cubrir este tipo de necesidades marca la diferencia en la calidad de vida».