Desde que Fundación Dfa comenzó su andadura (como Disminuidos Físicos de Aragón) en 1976, fruto del esfuerzo de varias personas para conseguir la plena integración de las personas con discapacidad, siempre ha sido consciente de que, para lograr la autonomía personal, uno de los pilares fundamentales debía ser el empleo.

En 1982, y fruto de la primera colaboración con el Instituto Nacional de Empleo (INEM) y el Ministerio de Trabajo, se consiguió que la planta que General Motors se disponía a abrir en Figueruelas, a pocos kilómetros de Zaragoza, incluyera un 2% de personas con discapacidad (alrededor de 200) entre sus trabajadores/as. 

El acceso a un empleo digno se muestra en 1984 como la principal preocupación para las personas con discapacidad. Ese año se pone en marcha el primer Servicio de Información y Asesoramiento de Dfa, que atiende a al-rededor de 1.500 personas con discapacidad. La principal cuestión planteada, la necesidad de un puesto de trabajo. Está claro: Para que una persona esté perfectamente integrada en la sociedad es imprescindible que también lo esté económicamente. Y, para dar respuesta a esa necesidad, nace en 1985 el Programa de Promoción de Empleo dentro de Fundación Dfa.

Pero no sólo se trabaja del lado de los y las demandantes de empleo. También comienzan los primeros contactos con el tejido empresarial aragonés para informar sobre las ventajas y ayudas a la contratación de personas con discapacidad, y la importancia social de la integración.

Además de ofrecer asesoramiento y ayuda a las personas con discapacidad demandantes de empleo, Dfa se convierte en generadora de puestos de trabajo con la apertura de sus primeros Centros Especiales de Empleo. Y no sólo dentro de la Comunidad Autónoma de Aragón, sino también fuera de ella.

La falta de formación se convierte en una de las principales barreras para acceder a un empleo

Paralelamente al crecimiento de la entidad, tanto como servicio de ayuda como genera-dora de empleo, se detecta uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan las personas con discapacidad a la hora de acceder a un puesto de trabajo: La falta de formación. Algo que convierte la búsqueda de empleo en una lucha desigual.

Y, poniéndose manos a la obra, Dfa siembra el germen de lo que será su Centro de Formación con el lanzamiento en sus locales de cursos de Lenguaje BASIC de 10 meses de duración.

Sin autonomía no hay integración

La década de los 90 comienza con la apertura del servicio de control de parkings (que permite la contratación de 15 personas con discapacidad), la apertura de nuevos CEE y la apertura de la primera residencia especializada en personas con graves discapacidades, que además supuso la creación de empleo para personas con discapacidad.

Y el nuevo siglo llega para Dfa con 8.068 usuarios en 2001, y con 3.117 contratos de trabajo de personas con discapacidad tramita-dos por el Programa de Promoción de Empleo desde su puesta en funcionamiento, además de las intervenciones en empresas para informar sobre la contratación de personas con discapacidad, subvenciones, adaptaciones de puestos de trabajo, etc.

El año 2011 marca un punto de inflexión, ya que el Programa de Promoción de Empleo de Fundación Dfa es autorizado por el INAEM para realizar su actividad como agencia de colocación en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Aragón con el número 0200000004. 

Y, al año siguiente, en 2012, la Agencia de Colocación recibe otro importante empuje al firmarse un convenio de colaboración con Ibercaja (más tarde Fundación Ibercaja) para el fomento del empleo de las personas con discapacidad. Fruto del mismo Fundación Dfa desarrolla en 2017 Dfaemplea, la primara aplicación móvil orientada a la búsqueda de empleo de personas con discapacidad de Aragón.

Talleres, tutorías, itinerarios personalizados, la Sala Empléate, y más recientemente la Se-mana de la Empleabilidad… Toda una serie de recursos que, unida a la profesionalidad del equipo de la Agencia de Colocación, se dedica día a día a fomentar el acceso a un empleo digno de las personas con discapacidad y a la mejora de su empleabilidad. Porque sin autonomía, no hay integración.